A veces por motivo de edad es agradable comer un pan que resulte tierno, que no se haga una "bola" en la boca, que no cueste morder.
Toda una delicadeza y exquisito sabor otorgado por un chorrito de aceite de oliva.
Al cortar el "pan del abuelo" vemos una suave miga, esponjosa; al apretarla vuelve a su forma original.